Las construcciones públicas y reales, motores de la economía de la Villa. El transporte y Arquitectura

El siglo XVII,supuso una grave crisis para los territorios de Castilla, a medida que la población y riqueza se desplaza hacia la costa, como consecuencia de la importancia del comercio con las colonias americanas y la pérdida de peso de la actividad trashumante y lanar que había sido la base de las riquezas de las ciudades castellanas, de las Segovia, pero también El Espinar y Pedraza constituyen ejemplos muy cercanos.

El desarrollo de la villa de Los Molinos, el aumento de la población o la despoblación, y la dedicación laboral de los vecinos va a venir marcada por su cercanía a Madrid y a la corte. Por la realización de obras públicas y palaciegas en la Sierra de Madrid y la propia capital: Palacio de Valsaín 1551-1562 por Felipe II, destruido por un incendio; El Monasterio de El Escorial  1563 – 1584, más de dos décadas; Palacio de la Granja desde 1725; construcción del Palacio Real de Madrid 1738 – 1790; Construcción carretera Puerto de Guadarrama 1749.

Así los molineros, como el resto de los serranos, se dedicaron a la extracción de la piedra, a la cantería y al transporte en carretas. A la tala de pinos para la extracción de la madera necesaria en la construcción, a la carpintería. Al transporte, en general, de todo lo que necesita una gran población como Madrid, desde hielo extraído en alta montaña para los palacios a carbón. Además de abastecer a los madrileños de alimentos.

Estas tareas serán siempre combinadas con la labranza de la tierra, obteniendo cereales, algo de lino, avena y heno. En verano verduras y frutas en los huertos, que surtían junto a legumbres secas.


El transporte tiene una especial importancia para la villa de Los Molinos. Hacia 1760 había 45 carreteros declarados. La actividad de carretería tenía como consecuencia la existencia de una importante cabaña de bueyes (entre setenta y ochenta), que requerían que una buena parte de las tierras se dedicasen a su alimentación, en detrimento de la superficie labrada. El valor de un buey era de 1.100 reales de vellón, una vaca de vientre costaba entre 400 y 500 reales de vellón y una casa corriente ascendía a 2.000 reales de vellón

La iglesia ocupaba un papel importante dentro de la vida cotidiana de los molineros. Una serie de organizaciones e instituciones religiosas – la ermita de San José, la memoria de la Cera, el Santísimo Sacramento, la cofradía de las Ánimas, la capellanía de Majarrodilla, el altar de Nuestra Señora del Rosario, la fábrica de la iglesia parroquial y el curato de Los Molinos- poseían un gran poder económico. También, organizaciones religiosas de otras localidades  próximas como la parroquia de Cercedilla, el convento de El Espinar, el curato de El Espinar y la capilla Villa de Manzanares  también tenías propiedades en el término de Los Molinos.


LA ARQUITECTURA DE LA VILLA DE LOS MOLINOS

En 1.737 se construye la ermita de San José, según reza en el dintel de la puerta, próxima al cauce del río Guadarrama y al antiguo cementerio.

En 1.749se construye el camino a Guadarrama, para mejorar el transporte de mercancías hasta Madrid.

Más tarde, en 1.768, la población era de 332 habitantes según el censo de Aranda. En 1786 se realizó el Censo de Floridablanca, llamado así en honor al conde de Floridablanca, ministro del Rey Carlos III. La población había crecido notablemente, situándose en 405 habitantes. Según consta en este censo, Los Molinos pertenecía en esa época a la intendencia de Guadalajara y al Corregimiento del Real de Manzanares.

Del año 1.793 se han localizado tres mojones de granito, de metro y medio de alto, en uno de ellos rige la siguiente leyenda: «Bedado de caza menor. Año de 1793″sobre la que aparece inscrita una «R» tocada con un símbolo de la Corona. Estos hitos debieron delimitar un coto de caza reservado a la familia de su majestad Carlos IV. (En la imagen se recoge el mojón situado en el cruce de la Estación).

A finales del S. XVIII Los Molinos establece el comercio de hielo con Madrid. Recogido en los neveros de la sierra, el hielo se cortaba y transportaba en bloques.

 En 1.799 el partido de Colmenar Viejo (y con él Los Molinos) deja de pertenecer a Guadalajara y se incorpora a Madrid


La Parroquia de la Purísima Concepción

Bóveda de vaída o pañuelo en granito (plumilla de Julián Redondo)

El edificio de la Parroquia de la Purísima Concepción data de 1570, dentro del estilo Renacentista, con reminiscencias escurialenses, de una sola nave. En el exterior, al mediodía, hay un atrio con columnas toscanas. La reja de forja de la puerta principal señala el 1768.

Destaca su bóveda central de granito, llamada de vaida o pañuelo.

El retablo proviene de un convento de Medina de Campo, del siglo XVII, fue adquirido y trasladado a Los Molinos en 1942. Es de madera dorada y policromada, recompuesto con elementos de diferentes épocas.  Actualmente consta de dos cuerpos divididos en tres calles y ático. Cuatro columnas jónicas con fustes decorados con relieves, apoyan en ménsulas en el banco, donde vemos dos pinturas al óleo sobre tabla. Entre sus elementos más antiguos y más valiosos, artísticamente hablando, se encuentran estas dos tablas situadas en la parte más baja del retablo, y que normalmente no se aprecian bien por su pequeño tamaño y por los diversos ornamentos que decoran el altar. Se trata de dos tablas renacentistas del siglo XVI que representan La Sagrada Familia y San Jerónimo.

En las calles laterales del primer cuerpo aparecen dos esculturas de bulto redondo mientras que el segundo cuerpo se decora con tablas al óleo.

Planta de cruz latina, con atrio en la puerta principal.(El Real de Manzanares L.A. Vacas Rdguez.)

La hornacina central aparece flanqueada entre estípites profusamente decorados y sobre ella otra hornacina pequeña.

En el ático vemos el grupo del Calvario y en los extremos dos ángeles. Todas estas esculturas  pertenecen a la escuela barroca castellana del siglo XVII.

En las calles laterales, s. XVI, del primer cuerpo vemos las tallas de Santa Clara en el lado izquierdo y San Francisco de Asís en el derecho. En los relieves que figuran en la parte inferior de las columnas interiores están representadas  La Anunciación y La Visitación, mientras que las de los extremos se decoran con espejos. En el segundo cuerpo, las tablas del Bautismo de Cristo en el lado izquierdo y Pentecostés en el derecho.

La calle central es barroca, de la escuela castellana del s. XVIII. Las calles laterales, también barrocas pero del s XVII.

El retablo perdió la decoración de la calle central siendo sustituida por imágenes contemporáneas de Granda, gran escultor madrileño de mediados del s. XX, al que pertenecen la Inmaculada concepción, así como el San Sebastián, Sagrado Corazón y el Cristo de la buena Muerte, estas últimas en el crucero.

En los años 30-40, el altar estaba bordeado por una barandilla elaborada en plata y latón fue realizada en la Fábrica de Metalurgia del Barón del Castillo de Chirel en Los Molinos y permaneció hasta finalesde los años  50.

La lámpara de forja fue diseñada por el arquitecto afincado en Los Molinos D. Luis Rodríguez Quevedo en la década de los 40  y realizada en una fragua del  municipio.

En los últimos años se han añadido otros elementos decorativos en el interior. Esculturas, vidrieras, lámparas.

El campanario es de espadaña, no muy corriente en los pueblos serranos que suelen ser de torre. Actualmente más esbelto y ligero sin los contrafuertes que lo sujetaban por detrás.

En el campanario, en un principio, había tres campanas  de unos 70 kilogramos,  cada una con yugo metálico y rodamiento de bolas colocada en campanilo. En 1940 se colocaron dos campanas, que trajeron del Cuartel de la Maestranza Pacífico de Madrid.

En los años 90 del s. XX se mecanizaron unas campanas de nueva factura.


Antorcha Navidad 1962

VECINDARIO

Las casas de los vecinos de Los Molinos en el s. XVIII eran en su mayoría de una planta, con escasos vanos, suelos de tierra pisada y teja roja. El  gallinero, cuadra, almacén  y corral  estaban  adosados al edificio principal. Una o dos habitaciones se calentaban con una chimenea alimentada con leña, donde también se hacía la comida. No tenía agua corriente ni tampoco luz eléctrica

Se conservan algunas casas construidas a finales del s. XVIII  y principios del XI. Son las casas de mejor factura, de dos pisos, de mampostería de piedra, muchas con dinteles datados, las ventanas son más amplias. Destacan entre otras construcciones el Corralón en la calle Herrenzuela 16 y 18, casa de la calle Bodega, 10; en la C/ Real números 50, 24, 23,  en la Calle Vistillas, 20, en la Pza. de Juan Rubio, 6,  la  Posada en la calle Posada 10    y la Capilla de San José y en la Pza de España nºs 3y  10

Se puede recorrer el centro urbano con la   Ruta 1667 (18) y ver estos edificios.

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