Desamortización, un terrateniente y la llegada del tren

Prácticamente durante todo  siglo XIX, en Los Molinos se produjo un estancamiento, reflejo de la crisis económica que sufría España, que se sumó a la finalización de las obras públicas y reales que se habían realizado durante el siglo anterior. El parón de la economía  incrementó las desigualdades sociales.  Se concentró la posesión de la propiedad en unas pocas manos, de 15 familias a 6  y  esa posesión fue  potenciada, además por las desamortizaciones de los bienes de propios del Ayuntamiento. Se elevó el número de pobres y la población de la villa disminuyó.

A partir de los años 80 las cosas empezaron a cambiar; mejoró la higiene, la sanidad y la alimentación por lo que mejoró la demografía, más nacimientos y menos motandad.

La vida de la villa de Los Molinos en este siglo XIX va a venir marcada por  el establecimiento de una nueva clase de propietario, el terrateniente, en el municipio.

Los barones de Castillo de  Chirel: Mª Patrocinio Muguiro y Finat (1853-1932), que más tarde sería Marquesa de Salinas. Murió en el hotel Mª Cristina de San Sebastián y Carlos Frígola Palavicino, Barón del Castillo de Chirel (1848-1915).

Son los primeros forasteros – según cita el Archivo Histórico- que se asentaron en Los Molinos. La Casa Grande, conocida actualmente como La Cerca, fue la primera gran construcción de estas características en el municipio. En ella se realizaban importantes actos de la alta sociedad de la época, a los que asistían ilustres personalidades como el rey Alfonso XIII (del cual se documenta su visita hacia los años 1925-1926).

Fue el principal y único terratenienteen Los Molinos en aquella época, prueba de ello son las numerosas posesiones que administraba ubicadas tanto en el casco urbano como en los alrededores, destinadas a cuadras, vaquerías, almacenes, apriscos y cultivos, como el lino, o huertas donde se daban todo tipo de verduras y hortalizas. De esta forma, alrededor de la Casa Grande se articulaban otras importantes construcciones; véase por ejemplo, las que se encontraban al otro lado de la antigua Calle de la Baronesa (actualmente Calle Real), que se extendían desde la Plaza de 3 Juan Rubio hasta Miguel Menéndez Boneta o desde el Convento en la Calle Vistillas a la Calle Calvario. El matrimonio mandó construir seis casas en la calle de la estación para sus seis hijas. Todas sus posesiones se recogen en el Testamento Ológrafo del Barón.

Estas construcciones fomentaron un nuevo tipo de urbanización que convirtió a Los Molinos en un lugar de descanso durante el verano para las clases medias y altas procedentes de Madrid.

El Barón, fue, además, un gran impulsor de la economía de la Villa pues, a la construcción de la fábrica de metalurgia llamada de las cucharillas, a las orillas del río, se sumó una gran vaquería, así como otras importantes obras en las que participó de forma activa, tales como la financiación de la escuela (1884), la construcción de la estación de ferrocarril para que el tren llegara a Los Molinos.

  1. LA LLEGADA DEL TREN

La llegada del ferrocarril en 1889 supuso el comienzo de un proceso industrializador, que aunque limitado, supuso la entrada del municipio en la modernidad. Se incrementó el enfoque comercial de la ganadería en torno a la carne y la leche, actividades que se beneficiaron de la mejora del transporte. El documento de investigación 125 años de ferrocarril de Los Molinos (1888- 2013) aporta información imprescindible para conocer todo el proceso, además de bibliografía.

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